lunes, 18 de noviembre de 2019

Siete razones por las que el primer amor no se olvida


Es curioso que casi todas las personas a las que he realizado esta pregunta relacionan el primer amor con la primera relación de pareja que tuvieron; sin embargo, otras pocas simplemente sonríen y rememoran aquella vez en la que se armaron de valor para acercarse a ese compañero o compañera que les hacía tilín. Con esa edad no te andas con remilgos y directamente, sin rodeos ni titubeos, haces la pregunta: ¿Quieres ser mi novio/a? Él o ella dice y entonces... vuelves a tu pupitre a seguir jugando con la plastilina y él o ella vuelve al rincón de las construcciones. No hay más que decir y no volvéis a hablar de tema en todo lo que dura vuestros años de guardería. Nada comparable a lo que vivimos en la edad del pavo, ¿verdad?

Cuando comencé a colgar en este blog la serie de relatos que dieron pié a Siempre tuya, ya me hice esta misma pregunta: ¿Se puede olvidar el primer amor? Después de leer vuestros comentarios y escuchar algunas de vuestras historias llegué a la conclusión de que hay muchos momentos inolvidables en la vida pero, sin duda, uno de los que más nos puede marcar es nuestro primer amor.  Hay quien dice que no lo recuerda pero, por lo que he podido comprobar, es una pequeña pequeñísima minoría. Yo creo que más que haberlo olvidado es que no quieren recordarlo (por el motivo que sea, cada uno sabrá). Sea consciente o inconscientemente aquella primera experiencia se quedará en nosotros e incluso puede condicionar nuestras futuras relaciones según he leído en algunos estudios psicológicos.

Nada ni nadie nos puede preparar para esas nuevas sensaciones, para esos sentimientos a los que no encontramos una explicación. Se haya convertido ahora, desde la distancia del tiempo, en un buen recuerdo o en uno malo, fuera un amor duradero o fugaz, es casi imposible borrar su huella, porque irremediablemente esa primera experiencia no se vive dos veces y queda en tu memoria sentimental ¿Por qué es tan complicado deshacerse de ese recuerdo? Aquí algunas razones:

1. PORQUE ES INOCENTE

Nunca habías sentido nada parecido, es la primera vez que alguien despierta en ti sensaciones que no habías experimentado hasta entonces. No sabes cómo o cuándo ni mucho menos el porqué, pero el caso es que de la nada un sentimiento nuevo comienza a crecer poco a poco o puede llegar de golpe y noquearte al instante. No sabes qué esperar ni te has enfrentado nunca a sensaciones como esas y debes aprender a gestionarlas, algo que conforme vas madurando vas aprendiendo.


2. PORQUE LO CAMBIA TODO

Sí, porque hasta entonces tu mundo afectivo se reduce a tus familiares y amigos de siempre pero, de repente, abres tu corazoncillo para que una persona ajena a ese círculo (a menos que te enamores de un amigo/a 😉)  haga una muesca en él imposible de borrar. Tu mundo cambia de la noche a la mañana y casi con seguridad tus pensamientos van siempre en una misma dirección: tu amorcito.


3. PORQUE TE HACE EVOLUCIONAR

No quiero caer en el tópico de decir que pasas de niña a mujer ni nada por el estilo pero, en cierta manera, tu mundo experimenta una apertura sensorial, psicológica y sentimental muy importante; tanto que casi diría que desde tu más tierna infancia no has tenido un aprendizaje tan acelerado y con tantos cambios (las hormonas tienen su parte de culpa en todo esto).


4. PORQUE APRENDES

Vivir cualquier experiencia por primera vez te hace cambiar, quieras o no. Ya sabes lo que viene para la próxima una vez que finaliza (porque sí, el primer amor suele tener fecha de caducidad). Ya no te va a pillar por sorpresa aquellos sentimientos, los vivirás pero de otra manera diferente y como ya has aprendido de ese primer cuelgue, para el segundo ya has adquirido recursos suficientes para gestionar tus emociones.


5. PORQUE TE ENCANTA REMEMORAR AQUELLOS DÍAS

En algo en lo que coinciden muchas de vuestras respuestas es en que recordar aquel primer amor te hacer volver a tu más tierna juventud con una sonrisa en la boca. Es un buen viaje ese de rememorar una etapa concreta de nuestra vida, no solo recordar esos sentimientos ni a esa persona en concreto. Te transportas a ese tiempo en el que todo se veía como una posibilidad. Todo estaba por escribirse.


6. PORQUE SON EXPERIENCIAS IRREPETIBLES

Porque no puedes dar un segundo primer beso ni hay una segunda primera experiencia sexual. Eso es así, sea una experiencia preciosa, sacada de una novela romántica o un momento torpón o incluso desagradable, es lo que hay. La primera vez es la primera vez y eso no lo cambia nadie.


7. PORQUE ES EL PRIMER ADIÓS

Es difícil despedirse de aquello que nos ha hecho vivir en una nube, que nos hacía tan dichoso/a y que nos ha descubierto todo un nuevo abanico de sentimientos. Un fracaso amoroso es algo por lo que a nadie nos gusta pasar, da igual que sea una ruptura consensuada o complicada, es un trago amargo que la primera vez puede vivirse de una manera demasiado intensa y puede que siempre termine doliendo aquella despedida y aquel pudo ser y no fue.


Mi conclusión: hay personas que dejan una huella imborrable en tu vida, ya sea tu primer amor, tu primer novio o el último (porque no siempre coinciden en la misma persona).  Particularmente, teniendo en cuenta la evolución de mis personajes Emma y Joan, me gusta pensar que hay  por ahí parejas que se han reencontrado después de muchos años y la magia ha vuelto a aparecer, esa mueca que había quedado en el corazón encaja perfectamente con la que quedó en ese otro corazón.

Os dejo una razón extra de propina: PORQUE SIEMPRE PUEDES FANTASEAR CON ESE "QUÉ HUBIERA PASADO SI..." La vida esta llena de decisiones y tomamos caminos que a veces no esperamos y que nos hace ser quién somos y estar donde estamos pero... de vez en cuando no es malo preguntarse que hubiera ocurrido si en vez de este camino se hubiera elegido este otro.

Y a ti, que me estás leyendo, te pregunto: ¿hay alguna huella que no has podido borrar?

sábado, 2 de noviembre de 2019

El amor verdadero puede con todo... ¿o no?


Ya veis, tanto tiempo sin pasarme por aquí  y os vengo con esta cuestión. Mi ausencia ha tendido que ver con muchas circunstancias que no vienen al caso pero que puedo enlazar perfectamente con el tema que vengo a tratar. 

Hay veces en las que la vida que teníamos planteada nos da un vuelco y todo lo que antes era una prioridad termina convirtiéndose en algo secundario o peor aún, en esa frustración por no poder añadir un par de horas más a tus días para poder dedicarte el tiempo que te gustaría. 

No creáis que ha sido fácil para mí, tanto dejar de lado algo que me llenaba y me hacía feliz como lo duro que ha sido tomar la decisión de volver a la carga sin saber si estoy preparada para sacrificar la libertad de escribir cuando quiera, donde quiera y lo que saliera; aunque he de confesar que lo más importante para mí en todo este tiempo ha sido escribir sin presión alguna. Porque sí, aunque no me he dejado sentir mucho en las redes sociales sí que he estado escribiendo para mí, como había hecho siempre. O al menos lo que me han dejado las dos petardas que tengo en casa, todo hay que decirlo, porque las mías no se callan ni dormidas, literalmente lo digo porque igual que su mamá hablan en sueños. Vaya panorama, ¿verdad? Una casa llena de ruidos, un horario partido en la que se te mezclan tardes de parque con extraescolares y alguna que otra aventura en la que me embarqué y que absorbió gran parte de mi tiempo libre (el poquito que disponía para mí y el que le quité a la familia) y que casi acaba con mi energía.

Ahora las cosas voy a planteármelas de otra manera, tengo un montón de historias guardadas en un cajón: unas acabadas, otras planteadas y otras que se han cruzado y que ahora mismo me roba el sueño. 

¿Pero sabéis qué? Volver a sentarme diariamente frente al teclado ha sido como volver a reencontrarme con un amor olvidado. Un amor que ha permanecido latente en mi corazón y sobre todo en mi cabeza dando forma a personajes, tramas y escenarios.


Estoy ampliando la primera historia que escribí, con la que comenzó toda esta locura y que tantas alegrías me ha regalado ¿Por qué? Porque considero que no cuidé como se merecía estos relatos que terminaron convirtiéndose en novela, porque he comprobado que conforme pasa el tiempo y la historia madura ves con mayor perspectiva las cosas y... sencillamente porque me apetece y me da la gana. 

En mis redes sociales he preguntado si creen que el tiempo y la distancia pueden acabar con un amor importante de tu pasado ¿Existe esa clase de amores en las que no hay obstáculo que no se supere? Vivimos historias que de algún modo marcan nuestras vidas y puede que una de esas deje huellas imposible de borrar, como ocurre con mis protagonistas Joan y Emma. Supongo que hay personas que luchan contra viento y marea para mantener a flote ese tipo de relaciones, o aquellos que mantienen esa llama viva incluso desde el más absoluto secreto porque ya pasó su momento... Quién sabe, siempre puede haber un pudo ser y no fue, un no estaba para nosotros... o un quizá con el tiempo.

¿Qué opináis? Yo creo que el amor puede mover montañas... en mi caso, el amor por contar mis historias ha podido mover mi culo y sentarlo frente al teclado. 

Sea cual sea tu respuesta, que el amor inunde tu vida.

Saludos y gracias por estar de nuevo aquí conmigo... y si eres nuev@ en mi rincón de historias, !!!Bienvenid@!!!

domingo, 11 de octubre de 2015

¿Idealizas o amas?

 “Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes improbables, sentimientos imaginarios, y al cabo de dos semanas ya no pensaba más que en ella”.                           Gabriel García Marquez - El amor en los tiempos del cólera.

¿Amor ideal o idealizado?
Creo que a todos nos ha pasado en algún momento de nuestras vidas que hemos distorsionado la realidad, de manera inconsciente, para que nuestra cabeza y nuestro corazón vivan sumergidos en esa ilusión que hemos inventado a nuestra conveniencia.

Por suerte, la mayoría de veces despertamos de aquella ensoñación y puede que incluso nos horroricemos al descubrir la cruda realidad. Pero mientras dura... ¡ay, mientras dura! Nada ni nadie nos puede hacer bajar del pedestal a quien nos roba el sueño. Por suerte, esa etapa la dejé ya bastante atrás junto con mi adolescencia. No hace falta idealizar porque lo que tengo ya cubre todas mis expectativas. No considero a mi pareja una media mitad, ni busco que me complete o compense mis debilidades, porque yo misma soy un todo y no me considero para nada incompleta. En vez de buscar alguien que encaje conmigo he encontrado quien que me enriquece, fortalece y hace crecer como persona. No es que todo sea perfecto, ni mucho menos, pero la perfección es algo que siempre me ha aburrido. El príncipe azul y eso de "...y fueron felices y comieron perdices" lo dejo para los cuentos, a mí ese mundo ideal me mataría de aburrimiento. Supongo que habrá personas que estén totalmente en desacuerdo y otras que opinen igual que yo, en esto no hay ciencia exacta. Cada cuál vive el amor a su manera, pero aún me sorprendo al encontrarme con gente que siguen viviendo de sus fantasías sin poder enfrentarse a una relación real e imperfecta.

En concreto, todo esto me vino a la cabeza recordando una conversación sobre dos personas que conozco, un  hombre y una mujer. Digo "Hombre" y "Mujer" porque ya no son unos niños precisamente, aunque ellos sigan comportándose en algunos momentos como tal.

Ella vuelve a caer en la misma piedra una y otra vez, probando con distintas parejas y obteniendo el mismo resultado. Hablando con ella me di cuenta de que vive en una realidad paralela... en su mundo todo debe ser perfecto, ideal... la otra persona no debe tener nada que perturbe el modelo de pareja que ha creado en su mente. A ver, opino que está bien soñar con un amor de película o uno de esos de las novelas que tanto nos gusta, pero siendo realistas... NADIE ES PERFECTO, cosa que parece no llegar a concebir. Espera que su pareja actúe según las expectativas que se ha creado ella misma y cuando aquello no ocurre o se ve contrariada se viene abajo la fantasía y termina por cansarse del novio de turno. Después la oyes quejarse de que todos los hombres son iguales, de la mala suerte que tiene en el amor... cuando el verdadero y único problema lo tiene ella, en los mundos de Yupi donde reside su sensatez cuando está en pleno enamoramiento. 

El caso de él es tres cuartos de lo mismo, con la diferencia de que al fin se está dando cuenta de que se está perdiendo oportunidades únicas. Pero su enamoramiento es peor que el del caso anterior, pues ha idealizado una relación que no va a ninguna parte. Ella está casada y le ha advertido que su matrimonio está por encima de cualquier escarceo que pueda tener con él. Tiene todo sin tener nada y eso le hace polvo. Me parece bastante cruel esta situación y me da pena que se aferre sólo a esos pocos momentos de arrumacos que le ha ofrecido su amada-amante. Hasta ahora, ha vivido los últimos meses idealizando la situación y esperando algo que le han dejado bastante claro jamás ocurrirá. Hace unos días bajó de la nube en la que estaba subido y la caída ha sido brutal. El despertar ha sido duro y por primera vez ha sido capaz de ver de cómo es esa relación y ella en realidad. ¡Cuidado! Yo no juzgo a nadie y libremente ambos han estado viviendo a su modo su relación. La amante le había dejado las cosas bien claritas pero él, en pleno éxtasis pasional y afectivo, creía ver una doble intención en sus palabras, una incitación a luchar por algo que desde el inicio tenía los días contados. Cuando le advertías que volviera a poner los pies en la tierra te mandaba lejos, con la típica frase: "Vosotros no lo entendéis. No la conocéis como yo". Todos veíamos una realidad que él era incapaz de asumir, pero... así es a veces el amor.

Por mucho que se empeñen los demás en hacerte ver las cosas desde una perspectiva realista y sensata, si te has encaprichado, enamorado, colgado... llámese cómo se quiera, por más que te muestren lo que ven todos desde fuera, el amor es ciego y te hará ver lo que quieras ver. Pero, tras ese estado en el que andas sobre algodones, tarde o temprano comienzas a ver a la persona que tienes delante, y ahí es dónde comienza verdaderamente todo. Porque amar no es solo quedarte con lo bonito, con lo ideal... sino que también es aceptar las imperfecciones del otro, ser conscientes de las tuyas y encontrar la manera de que todo el conjunto os una mucho más. Enamórate de sus imperfecciones... y si no eres capaz, olvídate, no hay mucho más que hacer por esa relación. 

Si se intenta amoldar y cambiar personas o situaciones, consciente o inconscientemente, para que sean afines a nuestros gustos y forma de ser, y todo para que nuestra fantasía cobre vida, vamos de culo. Todos somos un Yin y un Yan, lo bueno y no tan bueno vienen de la mano y es lo que nos otorga una personalidad única. Hay una frase que escuché por ahí, desconozco su autoría, pero que resumen muy bien esto último: "Si no vas a amar sus demonios, no intentes sacarla del infierno". 

¿Y tú? ¿Idealizas o amas?

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