sábado, 2 de noviembre de 2019

El amor verdadero puede con todo... ¿o no?


Ya veis, tanto tiempo sin pasarme por aquí  y os vengo con esta cuestión. Mi ausencia ha tendido que ver con muchas circunstancias que no vienen al caso pero que puedo enlazar perfectamente con el tema que vengo a tratar. 

Hay veces en las que la vida que teníamos planteada nos da un vuelco y todo lo que antes era una prioridad termina convirtiéndose en algo secundario o peor aún, en esa frustración por no poder añadir un par de horas más a tus días para poder dedicarte el tiempo que te gustaría. 

No creáis que ha sido fácil para mí, tanto dejar de lado algo que me llenaba y me hacía feliz como lo duro que ha sido tomar la decisión de volver a la carga sin saber si estoy preparada para sacrificar la libertad de escribir cuando quiera, donde quiera y lo que saliera; aunque he de confesar que lo más importante para mí en todo este tiempo ha sido escribir sin presión alguna. Porque sí, aunque no me he dejado sentir mucho en las redes sociales sí que he estado escribiendo para mí, como había hecho siempre. O al menos lo que me han dejado las dos petardas que tengo en casa, todo hay que decirlo, porque las mías no se callan ni dormidas, literalmente lo digo porque igual que su mamá hablan en sueños. Vaya panorama, ¿verdad? Una casa llena de ruidos, un horario partido en la que se te mezclan tardes de parque con extraescolares y alguna que otra aventura en la que me embarqué y que absorbió gran parte de mi tiempo libre (el poquito que disponía para mí y el que le quité a la familia) y que casi acaba con mi energía.

Ahora las cosas voy a planteármelas de otra manera, tengo un montón de historias guardadas en un cajón: unas acabadas, otras planteadas y otras que se han cruzado y que ahora mismo me roba el sueño. 

¿Pero sabéis qué? Volver a sentarme diariamente frente al teclado ha sido como volver a reencontrarme con un amor olvidado. Un amor que ha permanecido latente en mi corazón y sobre todo en mi cabeza dando forma a personajes, tramas y escenarios.


Estoy ampliando la primera historia que escribí, con la que comenzó toda esta locura y que tantas alegrías me ha regalado ¿Por qué? Porque considero que no cuidé como se merecía estos relatos que terminaron convirtiéndose en novela, porque he comprobado que conforme pasa el tiempo y la historia madura ves con mayor perspectiva las cosas y... sencillamente porque me apetece y me da la gana. 

En mis redes sociales he preguntado si creen que el tiempo y la distancia pueden acabar con un amor importante de tu pasado ¿Existe esa clase de amores en las que no hay obstáculo que no se supere? Vivimos historias que de algún modo marcan nuestras vidas y puede que una de esas deje huellas imposible de borrar, como ocurre con mis protagonistas Joan y Emma. Supongo que hay personas que luchan contra viento y marea para mantener a flote ese tipo de relaciones, o aquellos que mantienen esa llama viva incluso desde el más absoluto secreto porque ya pasó su momento... Quién sabe, siempre puede haber un pudo ser y no fue, un no estaba para nosotros... o un quizá con el tiempo.

¿Qué opináis? Yo creo que el amor puede mover montañas... en mi caso, el amor por contar mis historias ha podido mover mi culo y sentarlo frente al teclado. 

Sea cual sea tu respuesta, que el amor inunde tu vida.

Saludos y gracias por estar de nuevo aquí conmigo... y si eres nuev@ en mi rincón de historias, !!!Bienvenid@!!!

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